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Desde la entrada la vista se recrea ante una amplitud y una profusión de elementos bastante notable.
Lo primero que llama la atención de este patio es que tiene piscina, y no una piscina cualquiera, sino una custodiada por una figura de rasgos humanos que aparenta estar plácidamente sentada en su orilla. Sus formas genéricas y sencillas, recuerdan al famoso Hombre Río que durante algunos meses pudo verse flotando en el Guadalquivir.
Otro de los elementos sobresalientes de este patio es una enorme palmera, que con sus ramas prácticamente abraza todo el cielo abierto del patio.
En cuanto al resto del patio, estaba repleto de rincones bellísimos y muy cuidados.
Cobijado en una de las sillas de la mesa de madera, se encontraba un gato persa con un pelaje sorprendentemente espeso. Casi le cubría las patas y le hacía parecer literalmente a una "bola de pelo".
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