Debido a las cuantiosas lluvias, el caudal del Guadalquivir había sobrepasado la barandilla de la zona visitable del Molino de San Antonio, borrando del mapa el estanque donde el ganso pasaba los días nadando y buscando comida.
De modo que ahora el ganso se paseaba directamente por la zona peatonal, mezclándose con toda la gente que pudiera pasar por allí. Eran muchas familias con niños y demás curiosos los que se le acercaban para acariciarlo y jugar con él:
Cuando bajé a verlo mas de cerca, mas gente se había acercado también a ver al ganso:
A veces picoteaba los cordones de los zapatos de la gente, seguramente confundiéndolos con gusanos. A pesar de que la gente le ofrecía pan, gusanitos y demás, el ganso no aceptaba comer cualquier cosa.
La gente seguía acariciándolo e intentando que comiera algo, pero el ganso tenía muy claro que no quería nada y que toleraba la presencia de tanta gente como algo inevitable pero que tampoco le entusiasmaba:
2 comentarios:
Porte y señorío parece que no le faltan al plumífero. :))
Gracias por comentar José Javier. Es "muy suyo", aunque se hace de querer. Próximamente seguiré publicando material sobre el Ganso, ya sea aquí o en el canal Youtube. Un saludo!
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