En una reciente visita al Zoológico de Córdoba tuve la oportunidad de contemplar con todo lujo de detalles la majestad y la armonía de colores del pavo real.
Varios ejemplares paseaban libremente por el recinto, así que pude jugar a "seguirlos", concediendome todo el tiempo que quise para admirar la perfección de su plumaje, tan tupido y brillante que en algunas zonas casi parecía formado por escamas.
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